Misioneros Cristianos

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Otra Generación.

Y toda aquella generación también fue reunida a sus padres.
Y se levantó después de ellos otra generación que no conocía a Jehová,
ni la obra que él había hecho por Israel. 

Jueces 2:10


Desde nuestra ventana podemos ver un huerto. La gente en Papúa Nueva Guinea come lo que produce de ellos. Salvo algunos pocos que viven en las ciudades, todos tienen al menos uno. Un día vi por la ventana a una familia trabajando la tierra, algunos niños arrancaban maleza, pero una señora trabajaba arduamente con la pala, hacía hoyos, surcos y removía la tierra. Yo no sé mucho de cultivos y sembradíos pero evidentemente ella sabía muy bien lo que hacía.

Nosotros sabemos por el tiempo que hemos pasado aprendiendo con ellos, que cada uno de los frutos tiene su manera muy particular de plantarse, crecer y cosecharse. La pregunta es entonces: ¿cómo saben ellos? ¿quién les enseñó?. Supongo que la respuesta obvia es que lo aprendieron de sus padres, más un poco de experiencia propia.

A pesar de que mi papá nació y creció en un rancho y sabe mucho acerca de cultivos, cosechas, temporadas y todo lo relacionado, yo soy totalmente ignorante del tema. Yo no crecí en el campo, sé que las manzanas se dan en los árboles y que todo lo que necesito lo encuentro en la tienda. Tal vez porque no fue una necesidad, nunca aprendí sobre eso.

Algo similar pasa entre los creyentes. En repetidas ocaciones Dios ordenó a su pueblo que transmitieran sus conocimientos sobre Él a las siguientes generaciones, que les hablaran sobre los milagros que le habían visto hacer y les enseñaran a obedecerle y a temerle. Deuteronomio 4:9 dice: “¡Pero tengan cuidado! Presten atención y no olviden las cosas que han visto sus ojos, ni las aparten de su corazón mientras vivan. Cuéntenselas a sus hijos y a sus nietos.”

Al pueblo de Dios se le ordenó instruir a las siguientes generaciones. El versículo de Jueces arriba revela que fallaron, y hubo consecuencias severas. A nosotros se nos ha encomendado ir y hacer discípulos, y humildemente oramos que el Señor nos ayude como familia y a toda su iglesia a cumplir con esta tarea.

“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones… 
enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado…”

Porción de Mateo 28:19-20

Conforme hemos crecido en nuestro andar con Dios y en nuestro entendimiento de quién es Él; conforme hemos visto su fidelidad en cada etapa de nuestras vidas y hemos crecido en nuestra fe y dependencia de Él, hemos también crecido en nuestro deseo de compartir con otros quién es Él y cuál es su maravilloso plan de redención para los que confían en Él. Así que eso hacemos, testificamos a nuestros hijos y les contamos a las personas que el Señor ha puesto alrededor nuestro las maravillas que Él ha hecho. Y en Él esperamos el tiempo en que podremos compartir el Evangelio de salvación con una etnia que aún no lo ha oido.

En cuanto a nuestros planes, esperamos comenzar en marzo las pláticas con los posibles compañeros de equipo. Estamos orando que el Señor nos permita ser ágiles en el proceso para tener un buen avance antes de nuestra salida en mayo. Respecto al pasaporte de Emma, hemos decidido ir a México para tramitarlo, y así poder resolver otros pendientes con cuentas bancarias. Esperamos que el Señor nos permita ver a la mayoría de ustedes y animarles a seguir perseverando en el servicio de nuestro buen Dios. 

Siendo testigos de un Dios vivo,
Isaac, Claudia, Jacob y Emma
Hernández

Peticiones de oración:

  • Por compañeros de equipo.

  • Por dirección de Dios para elegir un grupo indígena de los varios disponibles.

  • Por nuestro viaje a México en mayo, que el Señor nos permita ser de mucha bendición y ánimo para ustedes. Que nos permita recargar pilas al ver a nuestras familias y amigos y hermanos en Cristo. Que Dios provea de una casa y cosas básicas por el tiempo de nuestra estadía.

  • Que no perdamos oportunidad de testificar a otros acerca de nuestro Dios, empezando por nuestros hijos.

  • Que el Señor nos siga conformando a la imagen de su Hijo para que podamos reflejarlo a otros (cónyuge, hijos, vecinos y personas que nos rodean).

  • Que el Señor provea los fondos necesarios para la construcción de una casa en la comunidad indígena donde serviremos.

¡Agradecemos por cada uno de ustedes que participa orando
u ofrendando por este ministerio!