Como las hormigas, pero vale la pena.

Fuera de ti, desde tiempos antiguos
    nadie ha escuchado ni percibido,
ni ojo alguno ha visto,
    a un Dios que como tú actúe en favor de quienes en él esperan.

 Isaías 64:4


¿Ya quieren irse?

Nos han hecho esta pregunta muchas veces cuando mencionamos que nuestro tiempo en México está llegando a su fin. Ojalá que la respuesta fuera fácil, pero las cosas son un poco más complicadas que un simple sí o no.

Resulta que nos encanta estar cerca de la familia, hablar español, asistir a la iglesia y tener amigos que comparten nuestra misma cultura, trasfondo e incluso gustos culinarios (¡tacos… mmm!). Así que no, no queremos irnos justo ahora. Pero esa no es toda la historia.

Cuando meditamos en la gloriosa verdad del amor de Dios por nosotros, manifestado al darnos a Su propio hijo para rescatarnos, redimirnos, para que pudiéramos ser llamados Suyos; nos maravillamos. Nos compró con el precio más alto y nos hizo parte de Su familia. Nos dio esperanza y propósito. Y ahora que le conocemos, hemos probado Su bondad y nos hemos deleitado. Y apenas estamos comenzando.

¿Entonces estamos obligados a ir a Papúa? (También nos han hecho esta pregunta.) ¡Por supuesto que no! No vamos al campo por deber, obligación o por sentirnos forzados. Alabado sea Dios que Él no es el tipo de Dios que obliga a las personas a Su servicio. De hecho, Él no nos necesita. Por el contrario, la Biblia es clara en que Él se deleita en servirnos (Is. 64:4)— ¿No es maravilloso?

Entonces, ¿cuál es la verdadera razón para que vayamos? Porque hemos tenido el privilegio de conocerlo y disfrutar de Él. Porque Él ha demostrado ser fiel una y otra vez. Porque Él es sabio y soberano. Porque Él nos ha llamado, y sabemos que no hay mejor lugar para estar que donde Él nos quiere.

Así que sí, ¡sí! ¡Queremos ir! Queremos seguirlo, vivir para Él y ser Sus testigos para aquellos que no han escuchado. Aunque es doloroso despedirnos de nuestros seres queridos por un tiempo, confiamos en que si fuera mejor para nosotros quedarnos, Él nos dirigiría de esa manera.

En esa nota, quiero agregar una historia. Mi hijo Jacob ha empezado a jugar con hormigas. Construyó una granja de hormigas con un bote grande de agua, lo llenó con tierra y hormigas para que excavaran. El primer grupo de hormigas murió después de unos días, así que buscó más. Me tocó ver cuando metió alrededor de 20 hormigas más. Estaban como locas, corriendo por todas partes, tirándose de las patas, mordiéndose, trepando, tratando de escapar, pasando por los túneles que había y molestando a las pocas hormigas que habían sobrevivido del primer grupo. Les llevó un tiempo calmarse y darse cuenta de que ese era su nuevo “hogar”.

Lo que quiero transmitir con esta historia es que los cambios naturalmente causan estrés. Siento que estamos empezando a sentirnos como esas hormigas que fueron sacadas de su nido. Puede que tengamos la ventaja de saber qué y por qué lo estamos haciendo, sin embargo, comenzamos a sentirnos fuera de lugar al mentalizarnos para otro clima, otra zona horaria, otro idioma… no sin antes empacar.

No pretendo quejarme, sino expresar claramente nuestra necesidad de la ayuda del Señor. Es por eso que rogamos de sus oraciones, para que en todo podamos confiar en el Señor y esperar en Él, para que le demos gloria y que estemos dispuestos a hacer Su voluntad con alegría.

En nuestro tiempo en México hemos compartido con diferentes audiencias. En una ocasión, teníamos la tarea de animar a un grupo de jóvenes a invertir su vida para el servicio de Dios. Mientras me preparaba para eso me encontré con un poema de C.T. Studd del cual quiero compartir un verso con ustedes. Vale la pena meditar en esas palabras:

Sólo una vida, ¡atención prestad!
Y haced solamente Su Voluntad.
Así, cuando le veáis venir,
“¡Valió la pena!” Podréis decir.
Sólo una vida, que muy pronto pasará,
Y lo hecho por Cristo solamente perdurará.

¡Que todos pidamos vivir una vida así!


¿Cómo pueden orar?

  • Aún no tenemos boletos, pero estamos cerca. ¡La visa americana de Jacob fue aprobada! (¡Gracias por orar con nosotros por eso!) Solo estamos esperando que nos la envíen, lo cual no tomará mucho tiempo.

  • Oren por nosotros mientras hacemos nuestro mejor esfuerzo de vender nuestro carro para cubrir el costo de los boletos. Tenemos cero talento para vender nada. Por favor, oren para que podamos venderlo a tiempo. Además, cualquier diferencia que quede, la ponemos en manos de Dios. ¡Alabado sea Dios por su provisión de un carro mientras estuvimos en México y como fondo para los boletos!

  • Por favor, oren también por sabiduría para comprar los boletos, ya que nunca es una tarea fácil.

  • Oraron con nosotros por materiales para la escuela en casa, ¡y Dios respondió! ¡Nos proporcionó libros y clases en video que serán de gran ayuda para nosotros! Ahora solo necesitamos averiguar cómo usarlos y cómo hacer que quepan todos en una maleta. Agradecemos sus oraciones.

  • Oren para que nuestros ojos estén fijos en Jesús mientras navegamos por esta difícil transición. Por favor, incluyan a nuestros hijos en esto. Que podamos glorificar a Dios mientras atravesamos esta temporada.

    ¡Gracias por servir junto a nosotros!

Por Su misericordia y para Su gloria,
Isaac, Claudia, Jacob y Emma Hernández
Testigos de un Dios vivo en Papúa Nueva Guinea


Oportunidades para compartir y animar a otros a conocer a Dios y vivir para Él.

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